El cuarto post ( de por qué escribo este blog)

Empiezas el blog sabiendo que nadie te leerá. Es por eso que arriesgas y escribes cosas personales. De repente en esa entrada que has escrito para tí, convencida de que sólo tú vas a leerla, alguien te pone un comentario. Y sientes como si te hubiesen pillado in fraganti y casi como que se hubiesen colado en tu intimidad. Pero recuerdas que esa es la finalidad de tu blog y  te alegras mucho de saber que alguien te ha encontrado, te ha leído y ¡te ha escrito!. Pero el blog sigue, y con él tu empeño en hacer algo bueno, especial, original, entretenido y que a la vez te sirva a tí misma de desahogo o de diversión. Lo bueno, original, entretenido lo encuentras leyendo la mayoría de los blogs  que sigues. Esos que te gustaría escribir a tí, y no por la cantidad de seguidores que tienen (que también), sino porque te identificas tanto con lo que lees que piensas que ni tú misma podrías haberlo escrito mejor,  y, está claro,  si ya lo ha escrito alguien, no merece la pena que lo hagas tú. Así que a medida que vas leyendo otros vas desistiendo de escribir el tuyo. Nada te parece tan interesante como para lanzarlo al mundo. La mayoría de las veces, por lo tanto, escribes para desahogarte, para  deshacerte pensamientos que agotan. Entonces, un día, te das cuenta de que tu blog está cargado de negatividad. De mal rollo, de mala leche. Y te preguntas si es que tú eres así a diario. Por si fuera poco, resulta que tus entradas más comentadas son aquellas más destructoras contigo misma, esas en las que hablas de lo mal que te va todo. Y crees que tu imagen de la blogsfera es la de una mujer patética, aburrida, agotada, harta, cabreada con el mundo, enojada de por vida...Y decides que esa no eres tú. O que si eres tú, no quieres serlo. Y te planteas cambiar el rumbo del blog. Tu blog sigue sin ser tú. Algo no funciona. Cualquiera de los otros blogs que sigues son más tú que tus propios escritos. Tal vez no eres capaz de escribir desde tí misma porque te cohibes pensando en que parece que plagies a otros. Pero en realidad, lo que pasa, es que aunque nos creamos únicos, somos mucho mas parecidos que diferentes.

En mi próxima entrada voy a proponer un juego, de creatividad y narrativa al mismo tiempo. Pero no lo voy a llamar juego, será una fiesta. Mi blog va a ser un bar, en el que por supuesto se van a servir los mejores aperitivos del mundo mundial. Os espero.



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