Ayer estuve en la clausura de mi taller de narrativa y me aburrí hasta la médula.
De paso diré que fui tras una semana de dilema ético por mi parte, de duras indecisiones...voy o no voy. Voy a no voy. El taller me ha parecido mediocre tirando a maliocre. Mal organizado, poco interesante, no hemos leído nada (de otros autores-escritores me refiero). Básicamente nos hemos dedicado a escuchar a una profesora, lánguida, que nos contaba todas las cosas que tenía organizadas y las pocas ganas que tenía de hacerlas...Hummm...ese discurso me sonó, desde le primer día que lo oí a: alguien tiene que escuchar lo superatareada en cosas culturetas que estoy.
Total que a mi el taller me ha dejado fría. Y no creo haber avanzado mucho ni haber aprendido nada. De hecho dejé de ir en mayo. Y cuando me mandó la profesora un mail en el que decía quienes teníamos que acudir a la clausura en el hemiciclo de la facultad y leer algo nuestro, me entró la risa floja. ¿Pero qué voy a leer mío? Si no tengo nada decente, mediodecente, semidecente. Ipso facto le contesté preguntando, ya que había faltado a las últimas clases, que me dijera, al menos, la extensión del texto.
Pero yo no estaba convencida de ir a la clausura.
Eso de hacer un acto de clausura en la universidad suena muy super mega chachi.
Que voy a un acto de clausura del taller de narrativa...en la universidad...a leer un texto mío...
Pero la verdad es que esto iba a ser un paripé. Un acto más para el boato de la profe, que seguro estaba superagobiada con la dichosa clausura y no paraba de hablar de ello.
Dudé mucho si ir. No me apetecía nada hacer el paripé. Ser hipócrita. Acudir a un acto de un curso que poco me ha aportado. Me pasaba los días intentando convencerme de que soy una tía íntegra y que no ir era lo que éticamente debía hacer. Y decidí no acudir.
Pero si no me presentaba tenía que dar alguna explicación. Porque los programas ya estaban hechos, en pdf, y se mandaron vía mail, en eso al menos el dinero no se ha malgastado*, y mi nombre aparecía en ellos. Así que otro dilema. Porque no me apetecía decir la verdadera razón: no voy porque creo que este curso no se merece un acto de clausura de esa envergadura y porque considero que no tengo nada escrito, durante el curso, como para compartirlo con público.
Al final, pensé que si no iba mi conciencia recaería sobre mí. Que iba a darle demasiadas vueltas a todo y tras dejar exhausto a mi chico con mi SI VOY o NO VOY, SI VOY o NO VOY...decidí ir. Yo sabía desde el principio de curso que esto acabaría así y consideré que tenía adquirido ese compromiso. Y en fin...la tontería del acto en la universidad y eso.
La noche antes me busqué un texto entre los que había escrito. Y tras muchas dudas, porque ninguno se ajustaba al tiempo que marcó, escogí uno que escribí en la segunda clase. A la mañana siguiente lo cambié por otro. Es que llevar un texto escrito el primer día me parecía un poco absurdo, al menos llevar algo con un poco de evolución...(¡pero es que no ha habido evolución!, ese es el problema). Cuatro minutos antes de salir a leerlo, en el mismo hemiciclo de la facultad, decidí que leería la versión diálogo, en vez de la narrativa. (El texto que escogí fue un trocito de éste y dialogado).
Y ahora voy con la parte absolutamente insoportable de este post. En la que voy a quedar fatal.
Me aburrí como una ostra marina del paleolítico superior. No me gustó casi ningún texto de mis compañeros. Me parecieron, la mayoría, barrocos, recargados de descripción, artificiosos. No contaban nada y si lo contaban yo me perdí. Y aseguro que puse mi empeño en seguir las lecturas, pero en algunas a la segunda frase ya no sabía de que iba el texto. Hubo alguno muy bien escrito, redactado, pero era otro rollo patatero. Me recordaron mucho a esas pelis de cine español, lentas...lentas...con una imagen y una fotografía impresionantes, pero soporíferas y únicamente comprensibles para el mundo interior de su atormentado director-guionista.
Y luego otra cosita, la gente que al leer en público habla para el cuello de su camisa, es que me saca de mis casillas.
A mi solo me gustó mi texto. Así de claro. El resto...no lo supe valorar, ni entender.
Al acabar, cosas de las ciudades pequeñas, mi chico saludó a una compañera del curso que casualmente estudió con él hace mil dos años. Mientras ellos hablaban yo saludaba a otra compañera que, por arte de birlibirloque, había escrito un texto muy parecido al mío...qué cosas las mentes, pensamos que somos únicos y casi al mismo tiempo que uno mismo hay otra persona escribiendo algo muy similar, mientras hablaba con ella, escuchaba como la antigua compañera de mi chico le decía que el mejor texto había sido el mío (momento de perrigloria....)
....Pero os contaré una cosa, esta chica, que ganó un premio de poesía el año pasado, al principio de curso confesó que ella apenas leía, que lo último que había devorado y con gusto fue las Sombras de Grey...Así que igual su criterio no es muy literario, ¿no? ...Pero me da igual, si yo lo que quiero es vender libros...jajajajaja. ;-)
Por cierto el acto de clausura, al final, fue una chorricosa. No vino nadie ajeno a la obra, al taller, (excepto mi novio que se durmió con los ojos abiertos, tengo que compensarle, y otros 2 novios más de compañeras de clase; ¡santos!). Fue como una clase más, solo que en el hemiciclo y presentada por la vicerrectora. O sea que una cosa sin mucho fuste. Mejor. Seguro que esto lo contaron en las últimas clases, pero como no fui.....
*El curso ha sido malucho, pero desde luego aquí malversación de fondos no ha habido, eso que quede claro. Porque no hemos gastado nada que no sea luz y 3 botellines de agua ayer. Fue muy barata la matrícula, 25 euros, (antes era gratis) y en cuanto a recursos, suficiente. No ha habido despilfarro, ni nada que se le asemeje. En eso un 10.