Por lo que pueda pasar el sábado

El sábado me examino de la primera parte de la oposición. 
Podría decir que estoy atacada, pero no lo estoy. Hasta el viernes lo estuve, pero ahora, hoy, no es así. 
No se qué pasará el sábado pero hay muchas posibilidades de que me vuelva a casa cabizbaja y derrotada, derrotada en una batalla, la más importante, sí, pero no en la guerra. 
Cada vez que he escrito sobre la oposición de este año ha sido para quejarme, lamentarme, echarme tierra por encima. A pesar de que era consciente de que estaba dando pasitos o pasos hacia delante. Es verdad que al principio me costó muchísimo. Tanto que ponerme delante de un texto para hacer su comentario me daba dolor de barriga. Tanto que he llorado delante de un texto (y de dos y de tres) que tenía analizar sintácticamente porque no sabía ni por dónde empezar. He llorado, he sudado, he maldecido, he organizado muy mal mi tiempo porque necesitaba aprender cosas que no sabía, o no recordaba o no estaban al nivel que esto exige. He llegado a tardar varias tardes, con sus 4 horas para analizar un fragmento. Ahora soy capaz de hacerlo, bien, en veinte minutos.
He ido a todas las pruebas de simulacros de examen de la academia, a pesar de que no es obligatorio, de que podía haberme evitado el mal trago. Pero sobre todo a pesar de mi miedo a hacerlo mal. En todas he salido muy airosa, incluso he sido ejemplo para los demás...¡¡con el comentario!! Yo. Pero la última, la última ha sido la inyección que necesitaba, ha sido la que me ha dado el apoyo de saber que, a pesar de que la batalla del sábado es la decisiva, a mi me da igual perderla, en el sentido de que yo se que he aprendido, que no he perdido el tiempo, que he mejorado, que soy otra. 
No solo estudio la oposición para lograr la plaza, en realidad eso no me lo he planteado nunca. Sí trabajar pero nada más. Este año, además, he tenido la oportunidad de aprender de nuevo y mucho y eso me lo llevo. Y eso me refuerza en mis ganas de ser profesora, porque a pesar de todo, mi miedo mayor es el de ser una mala profesora. Y este año algún paso he dado para que eso no sea así.

Estoy muy orgullosa de mi misma. Mucho. Me dará mucha rabia si el sábado sale un tema que no he preparado, si el comentario me viene grande porque aluda a cuestiones que no he podido preparar. Me dará rabia porque no voy a poder demostrar en el campo de batalla que me he esforzado. Aún así, mi recompensa la recojo hoy. 
Lo del sábado es a vida o muerte y a mi no me van las cosas tan extremas. 
Si me sale bien, entonces la recompensa será completa. 

Suerte a todos los que estáis a las puertas de exámenes. SUERTE y no perdamos la confianza. Cada examen que yo he hecho he pensado que estaba mal, fatal. Igual es que me quiero poco, que me exijo mucho o que soy un poco idiota. 
El caso es que voy a ver si empiezo a creerme que soy un poco lista. Un poco. Lo justo para que el miedo no me paralice y la humildad nunca me falte.