Bellas personas

El sábado pasé el día con unas cuantas bellas personas. Gente que merece la pena que entre en tu vida. 
Conocí a una pareja joven, recientes padres de una niña que removió todas mis convicciones de "no ser madre". A punto estuve de secuestrar a esa pequeñaja que mamaba del pecho de su madre con una alegría inmensa, con ese puñito suyo apretándole la teta para que no se le acabara su delicatessen. Simplemente deliciosa cuando ya dormida seguía mamando de una teta imaginaria. Un bebé que no me dejó indiferente. 

Me llamo Amado y soy del Real Madrid, así se me presentó un pequeño de 5 años recién cumplidos, casi 6 años y medio (como me dijo él mismo), un niño con unos tremendos ojos vivarachos, agrandados aún más tras sus gafas de pasta azul, gafas nuevas porque hace pocos días que había roto "otro par". En menos de diez minutos me contó tantas cosas de la vida que me dejó pensando aquello del filósofo: Solo sé que no sé nada. Ojo porque Amado que es del Real Madrid, es un fan del Athleti y su jugador favorito se llama Iniesta. Se ve que sí que hay vida inteligente en el planeta tierra, por muy difícil de creer que nos resulte.

Y estaban esos hermanos graciosos, generosos, unidos. Gente buena de verdad, gente que te da toda su confianza y tú lo único que puedes hacer es agradecerles ese cariño.

 Descubrí que tras muchas mujeres, amas de casa, aparentemente felices y encantadas con su vida hay mucha amargura de libertad sesgada, de abnegación a  maridos e hijos.  Que tras cada enfermedad de un padre hay una madre, mujer, pasándolo igual de mal en la sombra más absoluta de una enfermedad que ensombrece todo y muestra valiente sólo al que la está sufriendo en primera persona. Y es que a veces el mal carácter lo tienen hasta aquellas personas más blandas y sosegadas. 

Son días de fiestas en estas tierras que me están adoptando, aunque yo me resisto. Días que en el pasado no han sido siempre buenos y que este año me he propuesto aprovechar y disfrutar. Afortunadamente hay personas que hacen que la vida merezca la pena tanto como para que una  sobremesa alargada hasta la cena sea el mejor plan para un día de fiesta. 

¡Ójala yo también sea alguna vez, para alguien, una persona así! 

Hartos


Estamos hartos de política y de elecciones y llevamos apenas un año de machaque, ¿pero de corrupción no estamos hartos?
Estamos cansados de ver a los políticos hablar, discutir, intentar ponerse  de acuerdo aunque sea sin resultado, pero  no estamos hartos de mudos, de mentiras, de ocultaciones, de fraudes, de falta de transparencia, de ordeno y mando.

La realidad es que llevamos más tiempo, mucho más, de que nos hayan tomado el pelo a la chita callando, sin dar guerra que de ruido electoral y de intentos fallidos de entendimiento. Pero nos hartamos de lo segundo y parece que no queremos ver lo primero. 

Nos hartamos pronto de aquello que puedo servirnos para algo productivo y dejamos que nos la den con queso cuando ojos que no ven corazón que no siente. No sólo no nos cansamos de lo segundo incluso somos capaces de no castigar, de no exigir, de no pedir más explicaciones con tal de que dejen de machacarnos con posibles diálogos, con posibles pactos, con confluencias "extrañas", con elecciones...Algunos ni siquiera quieren creerse que hayan abusado de sus votos, que les hayan robado en metálico, en salud, en educación... en vida, para gastarlo en putas y yates y drogas, para alcanzar otras vidas difícilmente al alcance de cualquier persona de a pie. 
Pero nosotros estamos hartos de que nos hagan ir a votar, de que nos hagan elegir, hartos hasta de que nos dejen verle la patita al lobo antes de decidir qué queremos ser de mayores y podamos decidir con más criterio (esto debería alegrarnos ¿no?, digamos que las elecciones del 20D fueron como el período de relaciones prematrimoniales que tienen los novios antes de dar el paso definitivo de convivir juntos, un tiempo en el que saldrán  a la luz todas las sombras que durante el idílico cortejo [la campaña electoral] están ocultos. Vivir juntos [los resultados electorales y lo que en realidad se está dispuesto a hacer] hace que la pareja se conozca de verdad, los defectos y las virtudes, que salgan a flote actitudes quizá soterradas o disfrazadas que espanten a la novia o al novio, o por el contrario, pueden los amantes descubrir que junto a esa persona se sienten uno y que la vida es mucho más sencilla a su lado. Tal vez descubran que en su matrimonio habrá ratos buenos y malos, que habrá que saber ceder y dar, ser generosos y exigentes, llegar a acuerdos y convencer. En definitiva que nada es idílico como en una mala comedia romántica y que vivir, convivir, requiere de madurez y ganas de sumar.) Este período de convivencia prematrimonial es lo que nosotros acabamos de tener y sin embargo proclamamos a los cuatro vientos que estamos hartos. Que todos son iguales. 

Me fascina, y me cabrea, levantarme cada mañana y ver como en los últimos diez años unos cuantos ...¿digo hijos de puta?...se han estado riendo de todos nosotros, se han creído con más derechos que los demás, se han forrado, se han pasado la legalidad, la ética  por dónde les ha dado la gana. Esto ha estado pasando durante diez o más años seguidos y todavía no parecemos estar hartos. De esto queremos más. 

Sin embargo tenemos en nuestra mano decidir si nos casamos y ya estamos hartos de convivir. 
Pues nos cansamos pronto. Así nos va (a ir).

Venciendo al miedo a conducir.

Tengo pendiente volver a contar mi experiencia conduciendo. Ese miedo que pulula por ahí, en mi cabeza, junto a otros y que este año me propuse "volver a superar". Y estoy lográndolo. De hecho ahora soy la chófer oficial de mi casa y que todos los que han ido en coche conmigo coinciden en algo: conduzco de maravilla; tranquila, segura, suave,  son algunos de los calificativos que he escuchado sobre mi conducción. 

A estas alturas llevo ya unas cuantas horas de conducción, desde que volví en enero conduciendo por el polígono vacío, hasta hoy que me hago casi 400 km cuando vamos a Perripueblo. Me queda conducir sola, esta vez ese reto aún no lo he afrontado. 
Me da respeto, vergüenza: aparcar; no miedo, el miedo aparcando no es por el hecho de hacerlo, nadie se mata aparcando, sino que es el miedo a hacerlo mal y  tener testigos de ese hecho. Es decir alguien detrás viéndote, esperando y maldiciéndote (esto es cosa mía, a veces habrá alguien así pero tras seguro que no). Porque lo de aparcar es eso: miedo al qué dirán. Pienso: si aparcara sola, si pudiese hacerme invisible cada vez que aparco me daría tanto "terror" tener que hacerlo y me respondo: no, aunque tardase 2 horas en hacerlo me daría igual. Luego ahí tengo un problema identificado.
¿ Algún psicólogo en la sala que me diga cómo superar el miedo a hacer el ridículo? 

Cuando empezó el año y me propuse conducir de nuevo apareció otro miedo en mí: el de no lograrlo. Por qué iba a conseguir esta vez conducir, me preguntaba. Mi mente, que es mi peor enemiga, no paraba de repetirme algo así como que eso de conducir ya lo intenté antes y que si la última vez que fui capaz hasta de irme sola con el coche lo dejé, lo abandoné y no fui capaz de conducir ¿por qué iba  a hacerlo ahora? No seas ilusa, NO-LO-VAS-A-LOGRAR. 

A la vida hay que darle una, dos, diez, cien, mil...oportunidades
No sé si a los demás les pasará esto pero a veces actúo como si no tuviera más que una oportunidad de hacer algo, o lo que es peor me pongo la barrera yo solita: si no has sido capaz de hacer esto, no vas a lograrlo nunca. 
Incluso voy más allá. Una de las peores sensaciones que yo tengo es la de sentirme muy insegura cuando tengo que enfrentarme a algo que me da miedo pero que ya se he sido capaz de hacer antes. Conducir es el mejor ejemplo. Cuando acabo de coger el coche me siento emocionada de haber sido capaz de lograrlo y encima con buen resultado. Me digo a mí misma que si quiero puedo. 
Eso nada más acabar. Pero tan sólo hacen falta 30 minutos más para que mi mente, perversa, me traicione y me niegue lo que acabo de conseguir, como si lo hubiese hecho por casualidad, sin ser consciente de lo qué hacía. Me hace creer que cuando tenga que conducir de nuevo no voy a saber hacerlo.  Así que la siguiente vez que tengo que enfrentarme a ello, aunque sólo sean 30 minutos después de haberlo hecho, mi primer pensamiento es: No puedo. En vez de: Soy muy capaz.
Es por eso que intento escaquearme, huir de ese momento. Buscar excusas para no hacerlo. Y las excusas las tengo de todo tipo.

Pero yo soy una chica muy apañada y he encontrado una solución a esto, ¡alegría!: pasar de mí misma, despreciar a mi mente, no escucharme, y ¡conducir, conducir, conducir, conducir! Es  decir darme la oportunidad de nuevo. Porque no pasa nada por volver a intentarlo. Es más, es que hay que volver a intentarlo. ¿Cuántos deportistas de élite no lo hubieran sido si la primera, segunda, cienava vez que fracasaron no se hubieran dado la oportunidad de seguir intentándolo? Posiblemente todos y cada uno de ellos.

La vida es así, a veces estamos en lo más alto siendo los mejores y otras veces, haciendo lo mismo, somos los últimos o ni siquiera llegamos. A mí me genera mucha inseguridad esto. Posiblemente no estoy educada para aceptar el fracaso y no se trata de no saber gestionar la frustración, se trata de cómo me ven los demás, de miedo a ser ridícula, de miedo al qué dirán de mí si aparco fatal, qué dirán de mí si saco un 0 en la oposición...
Yo sé que la mayor parte de la gente piensa que Nadal es una tenista excepcional que se curra su trabajo, se esfuerza al máximo y lo da todo en cada partido. Pero no es infalible y aún siendo así de bueno algunas veces falla como un principiante.
¿Hay alguien que fuese capaz de decir hoy por hoy que Nadal no vale para el tenis? Claro alguien habrá, pero a esa persona la mayoría la consideraríamos una necia o una envidiosa.  De todos modos seguro que él, Nadal, más de una vez ha pensado en mandarlo todo a la mierda y es que eso lo pensamos todos. Pero cuando ese pensamiento viene gobernado por un miedo que nos paraliza para lograr algo bueno hay que superarlo y ¡darse otra oportunidad!

A veces somos un poco tontos y vivimos al revés. Yo al menos me he dado mil oportunidades en temas que no debería haberlo hecho y me niego o pongo mil obstáculos para otras que sé que me van a hacer la vida más agradable.

Tardé un poco en entender el anuncio aquel de Be water...Tardé en captar el mensaje de que hay que adaptarse a lo que nos venga, moldearnos, intentar que nuestro cuerpo y mente adopten las formas de lo que se viene encima y no oponer una resistencia férrea a todo lo que nos ocurre y luego ya sí eso tirar hacia delante. Yo soy de resistencia, de poner ese muro delante, de decirme que NO, en mayúsculas antes de intentarlo, es como si me hiciera la dura ante mi propia vida, para luego recular y querer intentarlo o no intentarlo porque llega un momento en el que me da vergüenza reconocer que me he equivocado y el orgullo machaca al sentido común.

El sábado pasado quise ir a conocer Aledo, un pueblo de Murcia en plena sierra, una Murcia desconocida para mí. Para llegar a Aledo la carretera no es la mejor del mundo. Es una subida de montaña pronunciada, a ratos estrecha, aunque reconozco que sin precipicio y con buen firme. Desde que preví que podía volver a currar como profe (eso ha quedado en nada) me propuse conducir más en serio, no ponerme barreras y aceptar que tengo que conducir siempre que cojamos el coche y lo llevaba muy bien. Casi un mes sin poner excusas, llevando el coche a todas partes, donde fuera. El sábado me tocaba llevarlo y lo tenía claro, pero cuando fuimos a sacarlo de la cochera ese "miedo" volvió y convencí a mi marido de que no me apetecía conducir, de que lo llevara él, de que no era cosa de miedo sino que simplemente no me apetecía igual que no apetece alguna vez planchar...fregar...Y él me creyó, me hizo caso. Hasta que en la subida a Aledo pensó que esa carretera era ideal para hacerla yo y superar otro reto. Paramos a visitar el Santuario de la Santa de Totana y desde allí a Aledo había ya muy poquita distancia así que me dijo que llevara yo el coche. Yo sabía en mi fuero interno que si quería podía, estaba segura de que iba a poder, pero mi inseguridad era más fuerte que mi decisión y me empeñé en que no cogía el coche.
La cosa llegó hasta el límite de que mi marido se cabreó y decidió que o llevaba yo el coche o nos volvíamos a casa y fin de semana a la mierda. Volvimos a bajar todo la carretera, y yo fui pasando del cabreo más absoluto con él, por haberme fastidiado mi plan, hasta la reflexión de que mi postura estaba siendo de niña pequeña y de tía ridícula y cagada. Abajo, en una gasolinera paró el coche y me dio otra oportunidad: la de llevarlo yo. Y acepté. Es que no me merecía la pena resistirme porque tras esa inseguridad sólo iba a haber enfado, desilusión, reproches y mucha más inseguridad la próxima vez que tuviera que conducir. Así que lo cogí y ¿qué pasó? Pues nada, que conduje más tranquila que nunca y de maravilla. Peligro y miedo cero. Todo estaba en mi cerebro. Media hora después no fui capaz de bajar el coche por el mismo sitio que yo lo había subido. Empate a 1. Había llovido, estaba lloviendo...en fin, canguelo mental. Pero en ese caso hice un trato, no lo bajaba, pero desde Totana lo llevaba yo hasta casa. Y lo cumplí.


Hay que darse oportunidades. Aceptar los retos. Superar miedos. No oponer resistencias absurdas y por supuesto, aceptar que a veces vamos a fracasar. No pasa nada si somos capaces de intentarlo y volver a intentarlo así hasta el infinito.

Mi miedo a conducir es una cosa extraña, porque cuando lo hago disfruto. Según me dicen tengo miedo a situaciones o momentos de la circulación que todos tememos, al menos cuando no tenemos mucha experiencia: nudos de carretera con tráfico intenso, salidas de autovía sin apenas visibilidad, tramos peligrosos, carreteras estrechas de montaña...Lo normal.

Por cierto si no hubiera conducido me hubiese perdido  unas vistas espectaculares desde Aledo.



 Conocer el que es hasta la fecha el lugar más cuidado y limpio de Murcia, el Santuario de Santa Eulalia, un lugar con un encanto especial.









Comer de maravilla, entre otras cosas, un conejo frito con patatas al ajillo en un lugar típico y popular, el Hermanos Mandola.
Respirar ese aire puro de sierra tras la lluvia...ay ese olor a tierra mojada, a fresco, a vida, a salud. ¡Ese olor! Salimos de comer y nos quedamos allí respirando un buen rato, es que merecía la pena tanto o más que la comida.



Anteriormente:
http://sentidosysinsensentidos.blogspot.com.es/2012/04/miedo-conducir.html
http://sentidosysinsensentidos.blogspot.com.es/2012/07/el-reto-de-conducir-sola-o-cuando-las.html
http://sentidosysinsensentidos.blogspot.com.es/2013/11/la-radio-y-este-blog-unidos-por-mi.html

2x1 La Isla de Alice: una reseña demoledora y La noche soñada.


A veces pienso en lo frustrante que debe de ser, ser escritor.

Las dos últimas novelas, con premio, que he leído  son una finalista del premio Planeta y una novela que fue Premio Primavera. En ambos casos escritas por dos hombres que me caen bien. Uno director de cine, que ha dirigido y escrito guiones que se encuentran entre mis pelis favoritas como Azul oscuro casi negro, Gordos o Primos. Otro es un periodista inquieto, que pasó del informativo a un magazin de mañana sin dejar de plasmar su personalidad en ambos lugares, y dejando bien clara su opinión, por muy molesta que fuera, en ambos destinos.

La primera novela es La isla de Alice. La segunda La noche soñada. Ambas son, a mi juicio, dos malas novelas. La primera especialmente.

Y me explico.
La noche soñada de Maxim Huerta no la he podido acabar. A las 100 páginas ya estaba harta de leer siempre lo mismo. Esa novela no avanzaba de ninguna manera. Siempre la misma historia pero añadiendo un dato más. Pasado y presente. Iba dando saltos temporales y en cada salto: ¡otra vez lo mismo! El niño planeando cómo matar a su padre...eso no lo dice pero lo sabes. El niño ya adulto que se reúne con la madre y decide que le va contar lo que hizo hace 30 años. No pasa nada. Saltos temporales que no añaden nada. Una persona que se recorre Roma en una mañana para llegar al Trastevere. ¿qué importancia tiene lo que toma, lo qué piensa y no nos lleva a ningún sitio, las vueltas absurdas que da, las fotos que hace? Ninguna. Morralla. Relleno. Aburrimiento. Vete ya a la iglesia por dios¡¡ que tu madre te está esperando!!
Es lenta, cuenta cosas que no sirven de nada en la trama. Incide en un momento de un día concreto una y otra vez, dando cada vez un detalle más. Pero aburre. Aburre tanto, que al final decidí irme al último capítulo, al penúltimo perdón. Y lo leí. Y me di cuenta de que me había enterado perfectamente de lo que pasa en la historia. Leyendo ese capítulo, donde por cierto, casi me da un mal con la resolución de la trama por medio de una carta, escrita en el pasado, que se le entrega muchos años despues al chico protagonista y así es como ¡por fin! nos enteramos de todo eso que realmente pasó en esas escenas que hemos tenido que sufrir los lectores.  ¿Esto os parece serio? Personalmente tanto en literatura, como en cine, series de televisión detesto la táctica de enrevesar la historia, o no dar datos suficientes para aclarármelo todo al final por medio de la táctica de "tacháannn esto fue lo que pasó", llevándome de la mano como si fueramos lectores /espectadores imbéciles. Muy mal.

De esta novela se salva la prosa, que no la tiene mala Maxim. Escribe bien. Se aprecia cierto esfuerzo en adornar sus letras, no se limita a escribir con cuatro verbos manidos y tirar hacia delante. Adorna, engarza palabras, en ocasiones es poético, sutil. Un tanto aterciopelado. Pero muy lejos de esas novelas románticas infumables españolas a las que también he intentado dar una oportunidad estos días y que en la segunda página ya me habían hecho agüita (amarilla) el cerebro. ¡Qué nivel!

De La Isla de Alice, Sánchez Arévalo, debo decir que me llamó la atención su comienzo. Que me pareció muy interesante el punto de partida, una mujer que se queda viuda y cuando le avisan para decirle que su marido ha muerto en un accidente, se da cuenta de que su marido estaba en un lugar que no era el que ella pensaba. Piensas: - no se va a cascar el tipo un libro para hablarnos de una infidelidad, ¿no?, que es la explicación más lógica. Pues no  pero sí porque nos cuenta una historia inverosímil hasta decir basta. Pero inverosímil que te da la risa. O que cosa te puede dar sino una novela en la que la protagonista, una maestra de infantil, llena todas las casas de una isla con cámaras y micrófonos  de vigilancia y se dedica a espiar a todos sus vecinos desde su casa? No, no es la hermana de Bond, James Bond, ni de la CIA, ni siquiera es compañera de Torrente, es una mujer que intenta descubrir qué hacía su marido en una isla cuando se supone que debería estar trabajando. Es absurda. Por delante, detrás, arriba y abajo. No tiene sentido ninguno, credibilidad cero. Y es que la segunda cosa, pero no en orden de importancia, que no aguanto en narrativa (literaria o audiovisual) es la inverosimilitud. Cuando leo algo tengo que creérmelo, aunque sea ciencia ficción la historia debe estar bien construida, debe ser verosímil. 

No suelo hacer anotaciones en las novelas pero en este caso hice muchas, algunos ejemplos para argumentar mi crítica:

1. La protagonista que dice tener teléfonos móviles intervenidos, ordenadores hackeados, en ningún momento se nos ha presentado como un portento de la informática, ni de las telecomunicaciones, ni siquiera un mísero cursillo del Inem. Lo cierto es que todo lo aprende cuando va a comprar los aparatos que necesita a una de esas Tienda  del espía y adquiere cámaras y micrófonos a cascoporro para ponerlas en las casas de sus desconocidos vecinos. Al principio compra dos o tres, pero la mujer le coge gusto y termina poniendo cámaras en todas las casas de la Isla. ¿De risa, no? 
1.1 Igual de inverosímil y absurdo es que el dependiente de la tienda se lo venda así por las buenas, sin preguntar nada cuando ve que la mujer no tiene ni idea de cómo se usa lo que compra o cuando ella vuelve una y otra vez a por más cargamento de cámaras, o cuando se compra un dron...Sí, se llega a comprar un dron, simplemente porque Alice es tan especial que va rompiendo corazones allá por dónde vaya. El dueño de la tienda espía es el primero.
2. Esto es más banal pero me llamó mucho la atención. Viendo una foto Alice dice que aparecen dos personas con un atún de cola azul de DOS METROS Y MEDIO Y 190 KILOS. Yo me pregunté ¿y esa exactitud en la descripción, es que lo pone en la foto, o tiene ojo medidor y pesador? No aparece ninguna referencia de que esos datos estén por ningún lado.

3. En cuanto al estilo hice muchas anotaciones a lo largo de todo el libro acerca de una redacción infantil, ñoña, simple, inverosímil. Según mi criterio ocurren cosas de nivel narrativo de un cuento de hadas en edición de tienda de chino:
Momentos happy flower: Los fines de semana tenían todo tipo de actividades para niños y adultos e incluso una guardería para los más pequeños.
En un momento dado de la novela de repente todo es super happy para la protagonista (recordemos que ella está muy hecha polvo porque se ha muerto su marido "perfecto", se ha quedado viuda con 2 niñas pequeñas, una bebé y ha descubierto que su marido no es quién ella pensaba razón por la cual se ha trasladado a vivir, sin decírselo a nadie de su familia, a una isla para averiguar qué hacía allí su marido. Pero de buenas a primeras todo se vuelve un lugar idílico, con unas circunstancias idílicas para que ella se líe con otro tío (el buenorro de la novela, por supuesto), hay otro que es gay y multimillonario perdido que ¡tacháánn! la propone casarse con él (ya he avisado de que Alice debe de ser una suelta feremonas auténtica porque en la isla se enamoran todos de ella)...en fin, un cuento malo. Porque todo esto que cuento no transcurre en años, transcurre en meses. Ojito.

4. Me hace gracia este comentario que escribí en un momento de la novela que acuden al cumpleñaos del multimillonario gay. Este hombre tiene amigos nivel Bon Jovi y Clinton que están en ese cumpleaños (por supuesto Clinton le tira los tejos a la protagonista, como veis la tía es la leche en vino tinto: espía, madre, amante, objeto de deseo de hombre gay...perfecta es poco). 
Mi comentario dice así: Todo un despliegue de amistades y narraciones absurdas. Esta todo escrito como si fueran parches. A veces parece inconexo, aunque tenga relación se nota una falta de capacidad narrativa y literaria. Es una novela en bruto a la que le falta depuración por todas partes. Historía inverosímil, absurda (insisto). Si la protagonista fuera agente de la CIA tal vez tendría algún sentido, pero siendo maestra  es del todo absurdo.

Hay hasta un  selfie con Bill Clinton. Aquí puse: ¿¿¿¿¿Esto qué es??????? Me da vergüenza hasta leerlo. Dejo la transcripción porque no tiene desperdicio:

Perdona, Bill... -le llamó Miriam. (...) ¿Te haces un selfie con nosotras? Somos muy fans. Bill se rió campechano. 
- ¿Para qué? Si ya no soy famoso, ni importante , ni nada. 
- No seas modesto. Lincoln, Roosevelt, Jefferson, Kenneedy y tú, los mejores presidentes de calle.
- Vale, como queráis. Pero no vais a tener muchos likes en instagram, ya os aviso. 
5. Los diálogos son pésimos. y mira que deberían ser el fuerte de Sánchez Arévalo, pero no destilan más que cursilería y simplismo.

6. Otra sobresaliente situación inverosímil, no puedo decir que sea la máxima inverimilitud porque la verdad es que la novela es un catálogo de ellas en grado supino, pero desde luego este es de traca y ridículo narrativo, es la de un tipo al que se presenta como un delincuente, maltratador, drogadicto y traficante (una joyita) y al que la protagonista, Alice, en un momento dado de la trama quiere poner una trampa porque necesita que deje en paz de una vez a su amiga, que es la expareja de la joyita. Su misión  es pillarle in fraganti haciendo de las suyas y como es experta en ponerle una cámara  a todo cristo viviente decide ponersela a él y grabarle para tener pruebas de sus fechorías. Pero claro el tío es duro, durísimo así que la manera que se le ocurre, después de que se han llevado a matar, literalmente, es regalarle un reloj de ¡marquetería!, hecho por ella, con forma de guitarra al que ha incorporado una cámara con micrófono*. Ante tal regalo, el más duro de la Isla, el delincuente number one, se desarma y cae rendido y ¡por supuesto! la superwoman Alice logra las pruebas que desea y así salva a su amiga. Nivel literario pachanguero reguetoneano.
Aquí va la transcripción de la secuencia:

Yo solía ser muy discreta pero con Mike (el malo) no disimulaba el asco que le tenía cuando me cruzaba con él (...)

(...) te he traído esto (el reloj) Digamos que es mi manera de ofrecerte la pipa de la paz. Dije tendiéndole el reloj guitarra eléctrica. (...)

(...) Joder, Alice, cómo mola ¿no? Menudo detallazo...(...)
(...) Ya te dejo que debes tener mucho lío. - No espera, espera, ayudame a colocarlo, ¿no? a elegirle un sitio (...)
Sabía que iba a picar. Estaba convencida (...)

O sea que genial, le cuela el reloj espía y encima el tonto del delincuente peligroso, le ofrece elegir el sitio dónde colocarlo para que pueda grabarle sin problemas. Oye, ni a Fernando VII se las ponían así. De verdad, este planteamiento es de dibujos animados porque después de colgar el reloj el tío le ofrece fumarse un porro y ella que ni siquiera bebe (porque además tiene un bebé al que amamanta y todos sabemos lo que eso implica) decide fumar y beber para que el tío se sienta relajado y confiado  y acabe rajando todo. Y así como quien no quiere la cosa el tipo que ha pasado de quererla matar a adorarla porque le ha regalado un reloj de okume con forma de guitarra, (me meo),  le cuenta cuál es su papel en el mundo del tráfico de drogas, qué es lo que hace, con quién, cómo se organizan. Ni en los dibujos animados de los apandadores hay tanta inverosimiltud e infantilismo.

*El invento reloj de marquetería con diferentes formas es uno de los métodos que la prota usa para poner una cámara con micro en las casas de casi todos sus vecinos. En un mercadillo se pone un puesto y vende las trampas a sus vecinos, que ¡no tenían nada mejor que comprar! 

7. En un momendo dado de la novela ocurre un asesinato y a esas alturas (han pasado unos años) Alice tiene montado un cuarto de vigilancia en el desván de su casa, todo lleno de televisores que monitorizan todas las casas de los vecinos e incluso lugares de la isla, ¿os acordáis de que se compró un dron? pues gracias a él va a ¡resolver el caso del asesinato! Un portento de mujer. 

Dejo aquí la trama, pero os aseguro de que hay muchos momentos más como estos. 

 ¿Por qué lo leí y no lo dejé a mitad? Porque a medida que iba leyendo me daba mucha rabia que este libro haya sido considerado un finalista de un premio, me da igual si es el Planeta, como si el premio literario del gremio de monitores de zumba del barrio de San Blas de Madrid. Es una novela tan mala que necesitaba ir anotando lo que me aborrecía para hacer una reseña.
Generalmente abandono los libros que me disgustan, pero es que en este caso me parece una tomadura de pelo que exista una novela finalista de un premio literario y sea esta calidad nefasta en todos los sentidos, porque podría cojear la historia, como a mi juicio le pasa al libro de Maxim Huerta, pero tener un estilo narrativo impecable, original, insual, absorbente, pero ni por esas. Es malo de solemnidad. 
 Todos sabemos que el premio Planeta no es calidad, vale, en realidad es que te lo quiero dar a tí y punto pelota, es marketing, pero ¡¡jolín!! se lo podían currar un poco. El riesgo que corren es que deje de leer todo lo que publican porque si su criterio para clasificar una obra como buena es este...¡puaj!


Por eso pienso que presentarte a un concurso literario y leerte la obra ganadora y ver que es superior a la tuya, pues te fastidiará, pero al final te han ganado justamente. Pero leer esto, si tu novela es mejor, deben de darte ganas de yo que sé...Y si la tuya es peor pues igual hay que empezar a plantearse que estamos de autoestima subida. Lo cual no es bueno para la salud (sobre todo para la ajena).


Pd. No he contado la resolución de ninguna de las dos novelas, no por falta de ganas, porque lo hubiera dicho, sino por respeto hacia aquellos que lleguen hasta aquí y a pesar de todo quieran leerse estos premios literarios. Pero si me lo pedís en los comentarios os digo como acaban ;-)

Postureo Quijotil


Debo confesar que estoy fascinada con la cantidad de gente que se ha leído El Quijote. 
Ya digo de antemano que no estoy entre los agraciados. Pues no. Yo no me leí el dichoso (literalmente hablando)  libro. La primera vez que me lo propusieron, en COU si no recuerdo mal, me pareció el rollo mayor del reino tener que leerme algo del siglo XVII, escrito como en el siglo XVII y que trataba sobre algo que no me interesaba un pimiento. Claro que tampoco se molestaron mis profesores mucho más allá de darnos elegir: Quijote o Lazarillo; la elección yo la hice a peso: Lazarillo, menos páginas y por lo tanto más digerible a esa edad. 
No sólo no lo leí sino que no entendí nunca, ni nadie me ayudó, orientó, descubrió, invitó a entender la obra cumbre de la literatura española. ¡Con la de libros actuales que había para leer yo no iba a entretenerme a leer las aventuras de ese loco llamado Quijote! A mí me parecía un rollo de cuidado. Y estoy segura de que no soy la única persona del mundo que ha pensado esto. Además yo ya sabía de qué trataba, la serie de dibujos animados de mi infancia y la lectura  de un Quijote adaptado en 5º de EGB me resultaban más que suficientes para conocer la obra cumbre de nuestra literatura. Eso pensaba yo. 

La semana del libro, la del centenario de la muerte de Cervantes he flipado, literalmente, con el conocimiento de El Quijote que tiene la gente. De repente, igual que pasó con Grecia hace unos meses, todo el mundo habla de Cervantes, todo el mundo ha leído las aventuras del caballero de la triste figura, todos saben exactamente de qué va el libro, todos son citas (algunas falsas) y alusiones en redes sociales a El Quijote. Me fascina la cantidad de gente joven que alucina con la obra ¿Serán los mismos jóvenes que hacen grupos de fans de concursantes y concursantas ligeros de cascos o de famosos venidos a menos, o de imbéciles que se casan con alguien que desconocen? No, no pueden ser los mismos. Ni los mismos jóvenes, ni los mismos adultos. Lo que me lleva a pensar que en esta mi sociedad la división parece muy radical: o eres de Cervantes o eres de Mercedes Milá&Cía. 
Pero eso tampoco puede ser. Nada es nunca tan radical. 

No he leído El Quijote, pero gracias a mi obstinación de querer ser profesora, ni más ni menos que de lengua y literatura española (ahora es cuando algunos se tiran de los pelos ¿una profesora que no ha leído El Quijote? Si yo os contara....) he estudiado la obra, el autor, sé mucho más de ella que si la hubiese leído allá a los 18 tiernos y absurdos años. He aprendido tanto sobre El Quijote que creo que ahora sí estoy preparada para leerlo y ser capaz de apreciarlo. Porque leerse una obra del siglo XVII no puede ser una cuestión de obligatoriedad, porque no creo que se pueda leer un libro así, sin una formación previa, sin un viaje en el tiempo previo. El Quijote no es un libro para todos los públicos y, en mi humilde parecer, el público menos adecuado, hoy por hoy, es en general el alumnado de secundaria. El Quijote, a mi entender, es un libro de madurez que requiere acercarse a él  con ganas, con motivación, casi con veneración. No es un libro para entretenerse con las aventuras "pueriles en sí mismas" de los protagonistas. 
Por eso me fascina la cantidad de gente que lo ha leído y sobre todo que en toda la semana pasada no he leído en ningún sitio a nadie que dijera: Leí El Quijote y no entendí nada. No he podido con El Quijote. El Quijote es infumable...

Yo voy a leerlo ahora, pero laméntandolo por los puristas del mundo me voy a leer el de Trapiello, porque mi mente me impide avanzar con la sintaxis del siglo XVII que por mucho que nuestro castellano sentara ya sus cimientos en aquellos años, tengo la sensación de que en nada se parecen. Este libro, El Quijote de Andrés Trapiello, como dice su reseña:  pretende acercar las aventuras de don Quijote y Sancho Panza a todos los lectores para que puedan disfrutar de ellas sin la dificultad que puede suponer leerlas en el castellano de cuatrocientos años atrás

Es posible que como yo haya gente que nunca ha sido capaz de leerse El Quijote, yo invito a estas personas a que lean sobre el libro, que aprendan por qué es considerada una de las obras cumbres de la literatura universal, qué tiene El Quijote para ser tan venerado, qué enseña, cómo está escrito, qué técnicas narrativas utilizó Cervantes, si fue siempre considerado un gran libro, si en la España del siglo XVII Cervantes era tan importante como lo es ahora, quién era Cervantes, por qué escribió El Quijote...En definitiva que se acerquen al libro desde otra perspectiva que no sea la de digerir, en seco, el libro. Yo creo que El Quijote es uno de esos libros que hay que conocer antes de leerlo.  Es mejor cogerlo con ganas, sabiendo lo que vamos a encontrarnos e ir descubriéndolo a medida que lo leemos. Y de esta manera si no logramos leerlo al menos lo conoceremos un poco más en profundidad. 

Me causa admiración y, por qué no, envidia y alegría a partes iguales que haya tanta gente fascinada, como parece, con El Quijote. Si miro a mi alrededor ya os digo que no creo que haya un 3% de mis amigos o familiares que lo hayan leído, pero algo sí he de reconocerle a este "postureo atracón cervantil": a más de uno se le ha metido en el cuerpo el gusanillo de leérselo y eso se mire como se mire es positivo. 

He mentido un poco al empezar esta entrada, pues ya sabía yo que no era la única a la que El Quijote se le atragantó, os recomiendo este artículo de Fernando Aramburu en El País hablando de El Quijote por Andrés Trapiello.