Objetivo profesional 5. No busques empleo no vaya a ser que lo encuentres.

Este verano, durante el proyecto Lanzadera, acudimos a un evento en la Universidad, era el cierre de un proyecto sobre búsqueda de empleo que había desarrollado el COIE de la Universidad de Murcia. Durante este evento uno de los orientadores del COIE nos dio una charla extraordinaria. A mí al menos eso me pareció. Una de esas personas que saben hablar en público, que da gusto escuchar, que se nota entusiasmado con lo que hace y dice, que te engancha. Su charla trataba sobre una serie de reflexiones acerca de la búsqueda de empleo. Reflexiones, llamadas de atención de perogrullo, de sentido común que todos seguramente sabemos pero que necesitamos escuchar o que nos las cuenten otros para hacerles caso.

Personalmente salí muy tocada de aquella charla. Me hizo pensar, pararme, mirarme, preguntarme...Me hizo valorar un poco más mis propias emociones e impulsos, darme cuenta de que no voy tan desencaminada cuando pienso como pienso, siento como siento...



Una de esas frases era esta: No busques empleo no vaya a ser que lo encuentres. 
Vaya paradoja, ¿no? ¿No queremos encontrar empleo? Sí, está claro. Pero cuántas veces habremos mandado un currículum respondiendo a una oferta pensando que el fondo no nos importa que no nos llamen de ese trabajo. ¿Alguna vez nos han llamado para una entrevista de algún puesto que en realidad no nos gusta? A mí sí. 
Cuando buscamos trabajo una de nuestras prioridades ha de ser la de definir nuestros objetivos. Trabajar no es un objetivo concreto ni suficiente. Trabajar es demasiado abstracto. 
Trabajar en lo que sea.
 ¿De verdad queremos trabajar en lo que sea?

Yo empecé mi vida laboral trabajando así. En lo que sea. Tras currarme una carrera, tras irme a estudiar fuera de mi comunidad, tras estar desde los 5 años, que entré en parvulitos, estudiando, formándome; tras apostar por mí, por mi futuro, por ser una profesional, una mujer culta e inteligente; acabé trabajando de teleoperadora. Vendiendo un apéndice de una enciclopedia Espasa de Lengua y Literatura españolas. No la enciclopedia, el apéndice.
¿Qué me pasó?

  • Que no supe definir mi objetivo, tampoco es nada raro. Es lo normal.
  • Que me dejé influir por otras personas que evidentemente no eran yo. Personas que no iban a vivir mi vida, VIDA. Personas que creyeron aconsejarme bien, pero que me hablaban desde su VIDA, desde su experiencia, desde sus creencias, valores...No desde los míos.
  • Que tenía miedo a no trabajar nunca.
  • Que sólo pensaba en tener dinero y liberar a mi familia de la carga que yo suponía.
  • Que pensé que eso era lo que me merecía. 

Y sí, en su momento, mi decisión de trabajar de teleoperadora pudo tener todo el sentido del mundo, pero si volviera atrás NO LO HARÍA ASÍ.

No hay que trabajar en lo que sea. Si os lo podéis permitir desterrad esa idea de vuestra cabeza. Trabajar en lo que sea y como sea es un castigo que os vais a autoimponer. Trabajar en lo que sea no es un objetivo. Es una rendición.

Imagina que tu objetivo profesional es ser profesor. Enseñar. Dedicarte a compartir conocimientos. Pero tú desde Infojobs tiras a todo lo que se pone a tiro, a todos esos trabajos que crees que podrías desempeñar pero que en realidad se alejan mucho de lo que a ti te gustaría, o crees que te gustaría. Te llaman de uno, es más, te contratan en uno. ¡Tienes trabajo! Te dedicas a coger el teléfono en la recepción de una empresa de transportes. Es sencillo. Puedes con ello. Sólo necesitas hacerte al modus de la empresa. Poco a poco te van exigiendo más cosas: control de albaranes, contabilidad sencilla...Pequeñas funciones que con un poco de predisposición por tu parte llegarás a controlar. No estás mal. Tienes un buen ambiente de trabajo. Tienes compañeros majos, gente con la que desahogarte. Y sigues trabajando. Ganas dinero. El justo, pero es dinero. Antes no ganabas nada. Un día paseando te encuentras a una compañera de clase, una que no tenía muy claro qué estudiar, una que estudió magisterio por puro azar, churro, porque decían que era fácil. Te cuenta que es maestra en un colegio. Que está contenta. Que le costó empezar a trabajar porque tuvo que opositar, que tuvo que estudiar más de lo que se imaginó pero que al final lo ha conseguido. Ahora ella está de vacaciones porque es verano y disfruta de los dos meses enteros. Y cuando tú te vas a casa empiezas a llorar. ¿En qué momento escogiste el camino erróneo? ¿En qué momento te saliste de la carretera para meterte en el barro? ¿Cuánto tiempo has perdido? ¿Se compensa con el dinero qué has ganado? Ese trabajo en el que estás es ¿el trabajo de tu vida? ¿se acerca? ¿ te puede ayudar a conseguirlo o te está alejando cada vez más de tu "sueño"?

A veces nos pasan estas cosas. Nos olvidamos de nuestro objetivo. Nos pasamos años preparándonos para algo que luego no sabemos cómo conseguir. Nos rendimos porque nos creemos que trabajar en lo que nos gusta es cosa de un día para otro y no es así. Es verdad que podemos necesitar ese desvío, ese parón, que tal vez nos haga falta el dinero para seguir adelante, pero nunca, jamás deberíamos dejar de mirar de frente nuestro objetivo profesional. 

También es posible que nuestro objetivo profesional cambie. Pues la operación es la misma. ¿Qué quiero? ¿Qué tengo que hacer para conseguirlo? Voy a por ello. 

Cuando yo acabé la carrera hice unas prácticas en la radio en mi tierra. Fue un verano maravilloso. No dejé de trabajar, pero lo pasé tan bien, trabajé tan a gusto (gratis) que fui feliz. Al acabar el verano mi madre se empeñó en que lo mejor para mi era volver a Madrid y quedarme allí viviendo con mi hermana, porque mi hermana ya estaba trabajando en Madrid a costa de mucho esfuerzo y sacrificio personal. Mi madre no quería que me quedara en mi tierra, por yo qué se qué. Y yo no lo tenía claro, la verdad, estaba perdida. Empecé a trabajar en campañas de teleoperadora (no lo hagáis si podéis evitarlo, es un trabajo horrible y hoy en día más) y me llamó mi jefe de la radio porque el técnico de radio se iba. Por si yo quería el puesto. Me lo pensé mucho. El sueldo era una mierda, el horario también. Pero era la radio. Mi madre por un lado, mi exjefe que me dijo que me llamaba porque era su obligación ofrecérmelo después de lo bien que había trabajado durante las prácticas, pero según él ese trabajo era poco para mí, me merecía algo mejor y quizá en Madrid lo encontraría. Total que me convencí de que aquello no era el trabajo que buscaba, era mucho jaleo dejar Madrid...y mil historias más, entre ellas mi propia historia sentimental que por aquel entonces me condicionaba demasiado. No lo acepté. Hoy es el  día que muchas de las personas con las que compartí las prácticas en la radio trabajan allí, en otras emisoras, son periodistas reconocidas en mi tierra, grandes profesionales y yo me muero de la envidia cada vez que voy al pueblo y las oigo en las desconexiones territoriales. La única diferencia entre ellas y yo es que ellas TENÍAN MUY CLARO SU OBJETIVO PROFESIONAL cuando acabaron sus estudios (por cierto un año después que yo, eso les llevaba de ventaja): ser periodistas en su ciudad. Así de simple. O de complejo. 

Yo dí muchos tumbos. Trabajé en trabajos que se alejaban de mi carrera, pero en un momento dado recuperé mis ganas por trabajar en algo relacionado con la comunicación audiovisual. Para ello tuve que irme de un trabajo de la noche a la mañana, tras más de un año trabajando allí (tenía muy buenos amigos, estaba cómoda, mi trabajo me gustaba, había aprendido muchas cosas), me fui de un día para otro porque me salió un trabajo de lo mío. Me quedé sin mi finiquito. Me dio igual.  En ese trabajo estuve un mes. De ahí me llamaron de otro mejor, de otra empresa mejor, pero para hacer una beca que no podía compaginar con el trabajo. O yo fui algo lerda y no supe compaginar. El caso es que dejé mi trabajo por la beca en la gran empresa. Y acerté. Tres meses de beca y me contrataron. Empecé ganando una basura. Trabajaba en turnos de mañana, tarde o noche, fines de semana, festivos...la tele no para (esto fue siempre así). Pero luego libraba bastantes días seguidos, más de dos siempre, a veces hasta siete. Me tuve que currar mi sueldo, pelear porque nos lo subieran. Se me acabó un contrato cuando Vía Digital desapareció. Me volvieron a contratar meses después para una sustitución por maternidad. Al acabar esto, un puesto quedó vacante y me llamaron a mí. Mi sueldo  y mi categoría profesional ya eran muy decentes (esto lo sé ahora, entonces yo pensaba que ganaba una porquería). Estaba bastante feliz con mi trabajo. Y así estuve durante varios años, en los que mi objetivo profesional empezó a cambiar. El trabajo se volvió monótono y desde mi puesto de trabajo no se veía la luz del día, y aunque este detalle parezca insignificante, para mí fue definitivo a la hora de decidir poner punto y final a aquella aventura laboral de 10 años. 

Definir tu objetivo profesional puede ser tan concreto como pensar a mí qué me gusta: Trabajar con gente o sin gente, hablar con otras personas o no, tener luz natural en mi trabajo es importante para mí, quiero trabajar por la mañana o por la tarde, quiero un trabajo creativo o prefiero algo que no implique esfuerzo mental por mi parte, quiero mandar o que me manden, quiero ayudar o que me ayuden...

No hay que trabajar en cualquier cosa a menos que sea estrictamente necesario para comer o mantener a tu familia o que sea algo que a tí te de exactamente igual porque hay gente a la que eso le da igual.

Antes de contestar a un anuncio de un empleo, piensa ¿de verdad quiero trabajar ahí? Y si me llaman y si me contratan, ¿cómo me sentiría? Reflexiona sobre ello. Luego actúa. 


1 comentario:

  1. Buenas, tras leer tu post, quiero que sepas que no imaginas lo infinitamente identificada que me siento contigo, yo también estoy en ese punto en el que he dicho 'basta' y pienso centrarme en mi objetivo. Pero a veces es muy difícil, sobre todo con la familia y ciertas personas que lo único que te preguntan al verte es si ya has encontrado trabajo. Parece que la sociedad actual se empeña en definirnos por lo que 'hacemos' y no por lo que somos. Y claro, a veces me siento como si yo no hiciera nada... Pero no es así! Me estoy organizando un futuro, un futuro en el que como bien has dicho, no cabe el ir dando tumbos de trabajillo en trabajillo. Gracias por el post!

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